El humanismo, la competitividad y la sostenibilidad como principios básicos para pasar a la acción empresarial en la Agenda 2030

Tribuna

El humanismo, la competitividad y la sostenibilidad como principios básicos para pasar a la acción empresarial en la Agenda 2030

Entrevista a Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) para la publicación «ODS, año 4. El liderazgo de las empresas españolas en la Agenda 2030».

¿Cuáles considera que son los atributos de un líder empresarial en el marco de la Agenda 2030?

Yo hablaría de tres conceptos básicos: el humanismo, la competitividad y la sostenibilidad.

Un líder empresarial debe tener siempre presente el humanismo: la persona como centro de la toma de decisiones. Desde los proveedores hasta los clientes, pasando por sus empleados, los empresarios debemos poder trabajar esta idea con todos nuestros grupos de interés, no dejar a nadie atrás, como dicen desde Naciones Unidas.

La competitividad es básica para cualquier empresario, las empresas debemos seguir siendo competitivas en nuestra actividad. En el marco de la Agenda 2030 se encuentran nuevas oportunidades de crecimiento para que nuestros negocios generen la prosperidad deseada y se consoliden en el tiempo, evitando su desaparición.

Por último, la sostenibilidad debe ser un principio que guíe el modelo de negocio de cualquier empresa, entendida como el uso racional de los recursos, permitiendo que las generaciones futuras puedan conocer y disfrutar de nuestro planeta como nosotros lo hemos hecho. Y esto es posible en la mayoría de los casos si se puede desarrollar la innovación adecuada. Aquellas empresas que no evolucionen por este camino acabarán siendo expulsadas de un mercado que no va a admitir otra forma de generar bienes y servicios.

La Agenda 2030 es un proyecto global, a través del cual, por ejemplo, el Gobierno de España ha articulado toda su acción de Gobierno. Liderar esta Agenda, en el ámbito empresarial, va mucho más allá de liderar un proyecto. Supone, en primer lugar, tener la visión holística y de futuro de cómo afrontar un reto país desde la empresa. Supone ver más allá de intereses cortoplacistas y saber hacia dónde queremos ir y, sobre todo, cuál es el papel que debe jugar la empresa. Las empresas debemos tener a las personas en el centro de este proyecto, forjando alianzas para el sustento de nuestro bienestar.

Y como atributos personales, requiere visión de futuro, empatía, credibilidad, honestidad, convicción de que es el proyecto adecuado, claridad, sentido del interés general, generosidad, capacidad de negociación y ganas de construir un futuro mejor, por tanto, de diálogo, para lograr las metas de la Agenda 2030.

¿Qué acciones de éxito habéis impulsado desde CEOE orientadas a algunos de los retos que plantea la Agenda 2030?

Desde CEOE representamos los intereses de cerca de tres millones de empresas y autónomos, 4.500 organizaciones, que suponen un 99% del tejido empresarial, por lo que nuestro deber es liderar la iniciativa de implementación de la Agenda 2030 en el sector privado.

Precisamente este es uno de nuestros papeles más relevantes, representar al sector privado como actor fundamental del cambio en todos los foros, y debemos aportar estrategias reales para la Agenda 2030. Con esta meta, desde nuestra organización, y a través de distintas comisiones, se han creado grupos de trabajo específicos de la Agenda 2030, para que sirvan de guía a nuestras empresas en el tránsito de sus negocios hacia un mundo sostenible. Además, realizamos numerosas jornadas y workshops en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con un alto índice de asistencia y seguimiento.

En CEOE estamos en un proceso de reflexión que pretende alinear nuestras actuaciones con la Agenda 2030. CEOE es en sí misma una gran alianza. Trabajamos diariamente en el ODS 17 -Alianzas para lograr los objetivos- y tenemos claro que las alianzas, entre nuestros socios, con la Administración y con otros agentes de la sociedad, son el marco de actuación que requiere el futuro.

Por citar una experiencia en concreto dentro de CEOE, resaltaría el Proyecto Promociona, una formación que busca una mayor representación de la mujer en el ámbito de la alta dirección en las empresas.

¿Qué alicientes necesitan las empresas españolas para contribuir en mayor grado a la Agenda 2030?

Destacaría tres necesidades básicas y una petición:

Por un lado, sería necesario concretar un proceso sencillo, comprensible y bien trazado para llevar a cabo esta transición y que, como resultado de dicho proceso, la empresa tenga claro que va a obtener una mayor competitividad y una oportunidad de negocio que le va a permitir no salirse del mercado. También es fundamental proporcionar un acceso rápido a la innovación concreta que precisaría cada una para afrontar ese cambio y lógicamente también acceso a los recursos económicos necesarios para invertir en la transformación de los procesos productivos. Por último, serían muy necesarios unos sistemas de medición estándar concretos homologados, que permitan a la empresa construir una foto lo más real posible para medir sus avances en esta transición.

El mejor aliciente que pueden tener las empresas es que haya un compromiso real del Gobierno y del país con la Agenda 2030. La Agenda debe ser un proyecto de país en el que toda la sociedad esté involucrada y en el que haya consenso político. En este contexto, parece casi innecesario decir que la participación de las empresas es muy relevante. Por eso mismo deben estar presentes desde los primeros pasos en el debate, diseño, elaboración e implantación de políticas, medidas e iniciativas si de verdad queremos transitar a un 2030 que vea cumplidos los objetivos que hemos asumido como país y que no deje a nadie atrás. Tenemos que ser capaces de ver esta Agenda como una oportunidad y no como una amenaza para que pueda ser una realidad.

¿Considera que la innovación y las nuevas tecnologías que se desarrollen desde el ámbito privado han de facilitar el alcance de la Agenda 2030?

Claro, por supuesto, son fundamentales. La innovación y la tecnología desarrollada desde el ámbito privado son fundamentales para alcanzar la Agenda 2030, por ello debe existir por parte de la Administración y del sector financiero, a través de los planes de finanzas sostenibles, un apoyo expreso a la financiación de esta innovación. También es muy relevante consensuar los plazos para el desarrollo y la implementación de estas nuevas soluciones, porque si se imponen plazos irreales, el sector privado no será capaz de desarrollar la tecnología adecuada que permita abordar estos cambios. Por ello, hace falta que el sector público escuche al sector privado con el ánimo de construir juntos transformaciones reales que beneficien a todos.

La innovación y las tecnologías van a ser herramientas imprescindibles para conseguir los objetivos de descarbonización de la economía. Alcanzar un compromiso de emisiones netas cero en 2050 conlleva una gran apuesta por la innovación y la tecnología. Sin ello, será imposible. No en vano la UE ha incrementado notablemente el presupuesto dedicado a la acción climática y está apostando por estos ámbitos de actuación con nuevos fondos, con el plan de acción de finanzas sostenibles y con el refuerzo de alianzas en torno a áreas de futuro como puede ser el campo del almacenamiento de energía. Por supuesto, vendrán de la mano de las empresas, por lo que tienen que crearse los entornos propicios para que sean una realidad.

Existen alrededor de 600 millones de trabajadores en las cadenas mundiales de suministro, por lo que gestionar de forma sostenible a los proveedores es clave para contribuir a los ODS. ¿Cómo pueden las empresas españolas concienciar e integrar entre sus proveedores la Agenda 2030?

Los Códigos de Conducta de Proveedores en el marco de las metas de la Agenda 2030 establecen unos estándares internos que garantizan en los distintos niveles de la cadena de suministro la implementación de los ODS, permitiendo a la empresa española tomar medidas de aseguramiento previas, a la hora de firmar los contratos de suministros, ya que a los proveedores se les exige unos estándares mínimos, y también medidas de aseguramiento posteriores para que, una vez haya pasado un periodo razonable de tiempo, la empresa pueda realizar auditorías aleatorias entre sus proveedores.

De todas formas, no debemos olvidar que las compañías externalizadas en países que no cuentan con estándares mínimos legales que controlen la actividad de sus empresas tienen mayor riesgo para la implementación, que no debería achacarse en ningún caso a la empresa española si ha tomado las medidas de aseguramiento que razonablemente serían exigibles conforme a ese código de conducta.

No obstante, se podría tomar como ejemplo de integración aquellas acciones que ya están llevando a cabo muchas empresas españolas,  para concienciar e integrar la Agenda 2030 entre sus proveedores, mediante una serie de reuniones, campañas o workshops, para que éstos conozcan qué están haciendo y cómo pueden hacerlo, ayudando a identificar aquellos aspectos más importantes a tratar en función del sector y la actividad de cada empresa.

Por último, en su opinión ¿cuáles son las claves para pasar de la teoría a la acción empresarial en la Agenda 2030 en España?

Por parte de la empresa, lo dicho: competitividad, humanismo y sostenibilidad serían los principios básicos.

Por parte de la Administración Pública, facilitar estándares, plazos y guías consensuadas con el sector privado para llegar con realismo y éxito al 2030.

Por parte del Sistema de Investigación Privada, se precisan recursos y tiempo de desarrollo apropiado para posibilitar una innovación tecnológica adecuada.

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