20 de marzo 2018 |
ODS
El DAFO de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Después de dos años de la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se hacía necesario tomar el pulso de la situación en nuestro país, por ello, en la publicación “ODS, año 2: Análisis, tendencias y liderazgo empresarial en España” y gracias al trabajo colaborativo desarrollado con investigadores expertos en la materia, se realizó el DAFO de los ODS. Este análisis ofrece una foto de la trayectoria y aplicación de los ODS desde un punto de vista genérico y del sector privado.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas es el plan de acción más ambicioso a favor de las personas, el planeta y la prosperidad hasta 2030. El Pacto Mundial tiene el mandato de las Naciones Unidas para sensibilizar al sector privado y a las empresas al respecto y mucho más: ser catalizador de sus esfuerzos en la consecución de los ODS y contribuir a la creación de alianzas multistakeholder orientados a este fin.
El análisis DAFO realizado a los dos años de la aprobación de los ODS, ofrece los siguientes resultados:
DEBILIDADES
D1. No se conocen por el gran público. Dos años después de la aprobación de los ODS y, pese al esfuerzo comunicativo que se ha hecho, la falta de conocimiento por parte de la sociedad de la existencia de estos es una barrera a derribar. Todos los expertos consultados coinciden en señalar que en general la sensación es que los ODS aún no existen para el gran público. Su difusión es mejor que la de los ODM en un segmento de población informada, pero no es suficiente. La Agenda de la Humanidad necesita inequívocamente a las personas: para sensibilizar, para exigir su cumplimiento, para trazar alianzas, para contribuir al cumplimiento de sus metas, etc.
D2. Falta de acción gubernamental en España. La situación política de nuestro país, que ha vivido de forma casi coincidente con el lanzamiento de la Agenda 2030 con un gobierno en funciones, ha hecho que el impulso político de los ODS sea insuficiente dos años después. Esto nos ha hecho estar en una situación de retraso con respecto a nuestros compromisos como país y a la hora de sensibilizar y dinamizar la opinión pública española. Una gran parte del éxito de los ODS será cuestión de voluntad política. A eso hay que sumar la dificultad objetiva de que los ODS no estén en los programas ni en los discursos de la mayoría de partidos políticos. Y su papel es fundamental a la hora de apoyar los ODS como concepto global.
D3. La gran ausencia de los ODS. Es común señalar que una de las ventajas de los ODS frente a los ODM es que abarcan muchos más aspectos de los que atañen al desarrollo entendido como una carencia exclusiva de los países del sur. Hablamos de innovación, de consumo, de infraestructuras o de transparencia institucional, o de conceptos fundamentales como la desigualdad o las alianzas. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son ambiciosos, amplios, globales, favorecen que todo el mundo se pueda identificar con ellos, pero… tampoco son perfectos, y nuestros expertos señalan su debilidad interna más obvia. Hay una debilidad intrínseca en los ODS y es la falta de relevancia que se da de forma expresa a los derechos humanos.
D4. 17 ODS y 169 metas en el mundo de los 140 caracteres. El hecho de que los Objetivos de Naciones Unidas hayan pasado de 8 a 17 genera ventajas e inconvenientes. Está claro que una Agenda más amplia tiene que dar cabida a más conceptos. Pero dos años después, hay voces que consideran que en dicha virtud también reside el inconveniente más significativo: los ODS son más difíciles de comunicar y de gestionar. En el caso de los gobiernos, aunque sea con prioridades, todos los Objetivos han de ser contemplados, dado que su carácter es transversal y su naturaleza indivisible. También será así en el caso de España. Pero para que el sector privado pueda contribuir a los mismos, el Pacto Mundial recomienda conocerlos e identificar aquellos con más impacto o sobre los que más capacidad de actuación tiene la entidad.
D5. Insuficiente educación en estos valores. Incluir los conceptos de los ODS en la enseñanza, de desarrollo sostenible, la educación en valores, crear conciencia, es sinónimo de crear ciudadanos comprometidos y exigentes de cara al cumplimiento de la Agenda, pero también futuros profesionales preparados para afrontar los retos del desarrollo sostenible desde el ámbito laboral. La educación es un vector fundamental para lograr la transformación que requieren los ODS. Y el punto fuerte es que la educación está presente en todas las etapas de la vida: desde las escuelas, las universidades, la formación profesional y la formación continua.
AMENAZAS
A1. Los cambios en la política internacional. La amenaza que se aborda aquí es la más citada por todas las fuentes consultadas: la postura internacional de Estados Unidos que todo el mundo personaliza en Donald Trump y, sobre todo, su retirada del Acuerdo del Clima de Paris. Algunas voces más optimistas consideran que, aunque es una mala noticia, hay otros factores importantes que mitigan las decisiones del mandatario estadounidense. Entre ellos: los plazos necesarios para abandonar el Acuerdo, que se escapan a su mandato; el compromiso de la sociedad, las empresas y los estados de su país, así como el de otras potencias internacionales, que se han erigido en favor de los valores del desarrollo sostenible, como, por ejemplo, la Unión Europea, que apuesta claramente por nuevos modelos de crecimiento como el de la economía circular.
A2. Escasez de unas vías directas ejecutivas con organismos internacionales. Analizado el papel del Gobierno de España y los gobiernos locales, las organizaciones que trabajan con los ODS también aluden a la necesidad de contar con instituciones internacionales y supranacionales de referencia, según el contexto sectorial o ámbito de influencia, que sean ejecutivas y eficaces, sobre todo en el caso de las compañías multinacionales, porque tienen una gran capacidad de influencia y, en ocasiones, de liderazgo. La Unión Europea se perfila, por ejemplo, como una de las instituciones más importantes para dar forma e impulsar la Agenda de desarrollo, aunque también pueden realzar su papel organismos internacionales, especializados o paneles de expertos.
A3. La simplificación del mensaje para lograr que se transmitan mejor. El mensaje que transmiten los ODS es complejo, sofisticado e interdependiente, mientras que el mundo vive en la época de los mensajes simples, cortos. Y existe una aquiescencia general de que no ha calado entre la población ni goza de la notoriedad que debiera. Sin embargo, simplificarlos para transmitirlos se puede considerar una tentación, que ha de ser evitada. Es necesario acercar la Agenda a distintas realidades, traducir si es necesario a entornos y sectores, dar pautas para materializarlos, pero manteniendo la consciencia de que se trata de una agenda muy completa y que su cumplimiento entraña una gran complejidad.
A4. La confusión entre lo que es transformador y lo que sólo lo parece. Para transformar el mundo no se puede seguir haciendo lo mismo; da igual el nombre que le pongamos. Ante este punto, y en lo que a las empresas se refiere, existen posturas diferentes. Por un lado, que las empresas modifiquen su lenguaje y la manera de expresar su estrategia y prioridades según los ODS, lo que favorece su contribución y ayuda en la difusión de estos. Por otro lado, hay quien piensa que, teniendo en cuenta que la Agenda está pidiendo un cambio de paradigma para alcanzar una transformación real, y no de lenguaje, cambiar la presentación sin un cambio profundo es un gesto, pero no es suficiente; hay que seguir aspirando a que los cambios sean tanto de forma como de fondo.
A5. Dos velocidades entre pymes y grandes empresas. Como ocurriera con la responsabilidad social empresarial, en el caso de la asimilación de la Agenda y la planificación de las contribuciones, grandes y medianas empresas presentan una evolución diferente, en velocidad y en intensidad. Es un proceso lógico que desde el Pacto Mundial se sabe que se tiene que suplir con recursos específicos, formación y herramientas de gestión, pero lo cierto es que un sector empresarial que presenta una doble velocidad ha de gestionarse con inteligencia para lograr unos resultados óptimos.
FORTALEZAS
F1. Los ODS sintetizan las necesidades ya identificadas. Los ODS tienen la gran fortaleza de haber sintetizado las necesidades y carencias de todos los países del mundo y las preocupaciones de las personas, independientemente de donde vivan. Por eso cualquiera puede verse reflejado en sus metas. Es decir, antes de su presentación, ya estaban identificadas las carencias de nuestras sociedades y de nuestros modelos productivos. Las preocupaciones sobre los puntos de la Agenda eran comunes: cuando se lanzó My World[1] las personas de todos los países y tramos de edad coincidían en las prioridades: educación salud, empleo y buen gobierno.
F2. El carácter universal e inclusivo de la Agenda. Otro de los lemas de esta Agenda, “no dejar a nadie atrás”, se mantiene muy presente a la hora de identificar sus fortalezas, así como su carácter universal. Si todos los agentes e individuos están involucrados, todos estamos llamados a contribuir y todos nos beneficiaremos del éxito de esta Agenda. Por eso, las estrategias han de ser inclusivas y las soluciones, transversales. Pues no sólo existen indicadores que miden el avance de diferentes Objetivos, sino que actuar positivamente sobre una meta, conllevará efectos favorables sobre otras.
F3. La innovación. Los avances en tecnología, los descubrimientos prometedores y el interés unánime por innovar son una de las fortalezas de la Agenda de la Humanidad. Esta línea enlaza con una fortaleza intrínseca del mundo empresarial. No en vano, el Objetivo 9 ‘’Industria, innovación e infraestructuras’’ es el más trabajado por las empresas del Ibex 35 durante el año pasado. Esto indica la identificación de la innovación con el liderazgo empresarial. Para construir un nuevo modelo de crecimiento en torno a la economía circular, por ejemplo, necesitamos innovar y tomar ejemplo del funcionamiento de ecosistemas ya existentes en la naturaleza y en nuestro entorno.
F4. Las empresas ya están implicadas. Las empresas españolas han reaccionado con rapidez y eficacia al llamamiento que Naciones Unidas les hizo de contribuir al desarrollo sostenible, desde su actividad propia y desde la fijación de alianzas. Especialmente las grandes empresas, que desde la presentación de los ODS empezaron a alinear su estrategia con los nuevos Objetivos, aplicando, en la mayoría de los casos, la metodología del SDG Compass[2].
F5. La capacidad de la empresa de actuar sobre numerosos stakeholders. Es reconocida la contribución de las empresas al desarrollo sostenible. Y éstas han asumido su papel con entusiasmo, con rapidez y con eficacia. Es muy importante porque las empresas sostenibles conocen desde hace mucho tiempo que su esfera de influencia es muy amplia, por lo que su contribución tiene mucha potencialidad. Las organizaciones se relacionan con un amplio abanico de grupos de interés entre los que trabajar los Objetivos. Según las últimas tendencias destacan dos grupos de interés principalmente: los proveedores, de cara a las aportaciones de la cadena de valor y, los clientes, debido al impulso que además aporta el ODS 12.
OPORTUNIDADES
O1. Las alianzas como único camino. El Objetivo 17 tiene como finalidad última revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible y, dentro de todos los tipos de alianza posible, Naciones Unidas “alienta a los gobiernos a asociarse con las empresas para la aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible[3] ”. Todos los expertos consultados coinciden en señalar la importancia que este Objetivo tiene en comparación con la que se le otorgaba en los ODM, y lo sitúan, sin reservas, como la gran oportunidad para lograr el éxito.
O2. Educación / información / comunicación. A veces, las opciones más inteligentes llegan después de hacer de la necesidad virtud. Dentro de los ODS el papel de la educación es muy relevante. Incluso de cara a formar ciudadanos concienciados con la Agenda en su conjunto. Pero no sólo ciudadanos adultos, también niños, también empleados, también futuros profesionales que pueden aplicar sus competencias en modelos nuevos… la oportunidad reside en materializar los mensajes e involucrar a todas las personas. En el caso de la labor de información y sensibilización que se ejerce desde el sector privado, se pueden recuperar los diferentes públicos: empleados, clientes, comunidad local, líderes sectoriales y, con mucha y creciente relevancia, los inversores.
O3. La financiación. Existen datos dispares sobre el volumen de la inversión necesaria para que los ODS puedan prosperar. Según la Sustainable Development Solutions Network (SDSN), serían 2,4 billones de dólares anuales. Según la UNCTAD (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, se trataría de entre 5 y 7 billones de dólares. Es el momento de redefinir los mecanismos de financiación para lograr lo que de verdad importa: la Agenda de la Humanidad. Una transformación sobre los flujos monetarios y de inversión que consolide un cambio de rumbo en los intereses económicos, políticos e individuales.
O4. Mejorar indicadores y procedimientos. Cuando aún quedan trece años de vigencia de estos ODS, las voces se erigen en una dirección inequívoca. Es necesario medir los avances, los totales, por supuesto, pero también los intermedios. Cada agente dispuesto a contribuir al desarrollo ha de contribuir también a su medición, para lo cual son necesarios indicadores ciertos que mejoren las mediciones de los extintos ODM. Fijar las mediciones cuanto antes es una oportunidad para hacer correcciones intermedias de las políticas antes del año 2030.
O5. Negocio para las empresas. Un avance que no es sólo lingüístico, sino que supone un paso fundamental tanto para la Agenda, como para la colaboración, es reconocer sin complejos, pero también sin matices acusatorios, que el marco mundial del desarrollo sostenible implica grandes oportunidades de negocio para las empresas (valorados en 12 billones de dólares). Y es que, incorporarlas como agentes de desarrollo no significa que han de transformarse en entidades sociales, sino que pueden, deben y saben poner su actividad al servicio del planeta y las personas garantizándose su propia sostenibilidad. Es más, Pacto Mundial defiende que hay oportunidades nuevas que pueden ampliar el negocio de las empresas existentes o dar pie para la creación de nuevas organizaciones que suplan las carencias del desarrollo.
[1] Encuesta lanzada por Naciones Unidas a la población mundial para pulsar las prioridades y preocupaciones de las personas que habrían de configurar la Agenda 2030. Participaron más de 97 millones de personas.
[2] Global Compact, GRI y WBCSD, 2015. https://www.pactomundial.org/ wp-content/uploads/2016/10/SDG_Compass_Spanish-one-pager-view.pdf. Traducida al castellano por la Red Colombiana del Pacto Mundial.[2]
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