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Puntos clave del informe de NN.UU. «Responsabilidad compartida, solidaridad global: Respondiendo a los impactos socioeconómicos de COVID-19».

Naciones Unidas ha publicado el informe “Responsabilidad compartida, solidaridad global: una respuesta a los impactos socioeconómicos de la COVID-19” en el que realiza una llamada a la acción a todos los actores necesaria para frenar la transmisión del virus y poner fin a la pandemia así como para abordar las muchas dimensiones sociales y económicas derivadas de esta crisis.

A continuación, se desgranan las principales conclusiones del informe:

1. Es necesario reforzar la resiliencia de los sistemas de salud para frenar la expansión del virus.

El informe pone de relieve la necesidad de reforzar el movimiento de recursos humanos y físicos críticos para hacer frente a la pandemia. En este sentido, las nuevas restricciones al movimiento nacional e internacional de personas y bienes críticos para la respuesta son consideradas inaceptables por la ONU. Además, incide en la urgencia de coordinar y promover internacionalmente la fabricación y distribución de equipo médico esencial, como desinfectantes y productos de higienización, máscaras y respiradores, más allá de la cooperación en materia de vacunas y terapéutica.

2. Ahora más que nunca, no podemos dejar a nadie atrás

La situación de los países en vías de desarrollo es motivo de especial preocupación. La propagación del virus a esos países debilitará aún más un panorama macroeconómico ya frágil, en el que la acumulación de la deuda ha superado el crecimiento de los ingresos incluso antes de la crisis. Además, en algunos de esos países es difícil aplicar las normas de higiene y saneamiento necesarias y las medidas de distanciamiento social. Por ello, el informe también destaca la importancia de mantener la financiación humanitaria para garantizar que la asistencia humanitaria siga llegando a los 100 millones de personas más necesitadas en el mundo. Como dice el lema de la Agenda 2030, “no podemos dejar a nadie atrás”.

3. Llamamiento a una respuesta coordinada a todos los niveles

En el informe se señalan las medidas concretas que se necesitan a diferentes niveles: las organizaciones internacionales, las instituciones financieras y los grupos de dirigentes como el G-20 poseen palancas que deben activarse con pleno efecto y de manera coordinada. Un enfoque regional coordinado permitirá examinar colectivamente los efectos, coordinar las medidas fiscales, monetarias y sociales e intercambiar las mejores prácticas y las enseñanzas extraídas. Las medidas nacionales son tal vez las más cruciales, pero dependen del contexto, incluido el contexto geográfico, el tipo de gobierno y el nivel de desarrollo.

4. Medidas urgentes para asegurar la supervivencia de las empresas, en especial de pymes y autónomos

El informe también ahonda en los efectos económicos y empresariales provocados por la pandemia de la COVID-19. En concreto detalla que, según las estimaciones de la OIT, se podrían perder entre 5 y 25 millones de puestos de trabajo y ver pérdidas en los ingresos laborales del orden de 860.000 millones de dólares a 3,4 billones de dólares. Las pequeñas y medianas empresas, los trabajadores autónomos y los colectivos que se sitúan en o cerca del umbral de la pobreza serán los más afectados.

Para hacer frente a esta situación, propone seguir las siguientes recomendaciones:

  • Aumentar el apoyo financiero para el sector empresarial: En este aspecto, el informe alienta a la colaboración con el sector financiero en el desvío de activos para el desarrollo de soluciones y en la ayuda a la recuperación sanitaria y económica mediante inversiones sostenibles. Para favorecer el diálogo con estos actores propone aprovechar la Alianza Mundial de Inversores en pro del Desarrollo Sostenible, destinada a apoyar a los países a movilizar recursos financieros y técnicos para la respuesta a la crisis y la recuperación. Asimismo, se hace alusión al Grupo de Alto Nivel sobre Cooperación Digital y el Equipo de Tareas sobre la financiación digital para el desarrollo sostenible como organismos idóneos para la búsqueda de soluciones creativas para la supervivencia de las empresas.
  • Crear de plataformas de acción conjunta: la ONU aboga también por la confección de Grupo de Trabajo especial COVID-19 en el que las empresas puedan trabajar unidas en una respuesta regional al brote.
  • Impulsar medidas de estímulo innovadoras y coordinadas para todo el sector privado: La aplicación de un conjunto de medidas de estímulo centradas en el ser humano, innovadoras y coordinadas es otra de las peticiones del informe. En él se concreta que el estímulo deberá canalizarse no sólo al sector empresarial y a las empresas líderes, sino también a los trabajadores y las PYMES de todo el mundo que sostienen la economía mundial. No basta con proteger a las grandes empresas: es necesario proteger a sus proveedores y a la demanda mundial de los consumidores -los ingresos de los hogares- que hará que la economía mundial vuelva a cobrar vida. Estos deben complementarse con medidas de política monetaria y financiera coordinadas.

5. Recomendaciones para la actuación de las empresas en la lucha contra la COVID-19

Muchas entidades ya están ayudando a reforzar la respuesta del sistema de salud y ayudar a paliar los efectos de la pandemia. Empresas farmacéuticas, del sector de la agroalimentación o de las telecomunicaciones, son algunos de los ejemplos que podemos encontrar en el caso español, según la recogida de buenas prácticas que está realizando la Red Española del Pacto Mundial. Sin embargo, sigue siendo necesario ampliar estos esfuerzos a todos los sectores y en todos los países, ya que las empresas pueden aportar sus cadenas de suministro, almacenes, recursos y poder humano para responder a la crisis. Por ello, Naciones Unidas hace un llamamiento a todas las empresas y corporaciones para que adopten tres medidas principales:

  1. Cumplir con las directrices de salud y seguridad y proporcionar amortiguadores económicos a los trabajadores, incluso garantizando la seguridad de los trabajadores y el distanciamiento social y los salarios seguros para los que trabajan desde casa.
  2. Proporcionar apoyo financiero y técnico a los gobiernos mediante la contribución al Fondo de Respuesta Solidaria COVID-19.
  3. Reorientar sus instalaciones y planes de negocio para centrarse en la satisfacción de las necesidades de esta crisis. Algunos han comenzado a hacerlo; necesitamos muchos más para seguir en la misma línea.

Puedes consultar el informe completo aquí.

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