18 de julio 2022 |

ODS

La triple crisis planetaria pone en riesgo el logro de los ODS

Hace unos días nuestra CEO a nivel internacional, Sanda Ojiambo, hablaba durante nuestra Asamblea de socios de la amenaza que estaba suponiendo sobre el mundo las 3 C’s (cambio climático, conflictos y COVID-19). Pocas semanas después, Naciones Unidas ratifica estas palabras en su último informe sobre el estado de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

En concreto, este informe de periodicidad anual proporciona un panorama general de los esfuerzos realizados hasta la fecha para la aplicación de los ODS en todo el mundo, subrayando las áreas de progreso y también aquellas en las que se deben tomar más medidas para garantizar que nadie se quede atrás.

En esta última edición, el documento hace hincapié en los estragos causados por la pandemia sobre la Agenda 2030, asegurando que sus efectos todavía se notarán durante más tiempo del previsto. Esta crisis sanitaria y económica, unida a la crisis climática y la creciente inflación y crisis de recursos provocada por los conflictos armados suponen, según el secretario general de Naciones Unidas, un “impacto destructivo” que afecta a la alimentación y la nutrición, la salud, la educación, el medioambiente y la paz y la seguridad y dificulta la carrera hacia el logro de los ODS.

En este sentido, la ONU advierte que “el mundo se encuentra frente a una disyuntiva que definirá su futuro: abandonar los compromisos de ayudar a los más vulnerables o redoblar los esfuerzos por revitalizar la marcha hacia los Objetivos y construir un mejor porvenir para las personas y el planeta en 2030”.

Desde el Pacto Mundial de la ONU España creemos que la mejor forma de enfrentarse a estos desafíos es conocer el punto de partida y los objetivos a conseguir. Por ello, analizaremos en este post algunas de las conclusiones más relevantes del informe que nos darán una visión general de la situación actual.

Grandes retrocesos en los ODS de carácter más social

Como suele pasar, los más vulnerables son los que sufren las consecuencias más duras durante las crisis. En este aspecto, la COVID-19 ha hecho retroceder los avances en la reducción de la pobreza (ODS 1) de los últimos 25 años, y el número de personas en situación de extrema pobreza ha aumentado por primera vez en una generación. Ahora, el aumento de la inflación y los impactos de la guerra en Ucrania pueden hacer descarrilar aún más el progreso. Las crisis combinadas podrían llevar a que entre 75 y 95 millones de personas más vivan en la pobreza extrema en 2022, en comparación con las proyecciones anteriores a la pandemia.

Los demás Objetivos no auguran proyecciones mejores:

  • En el ODS 2 se alerta de que el mundo está al borde de una crisis alimentaria global, con un número creciente de personas que padecen hambre e inseguridad alimentaria incluso antes de la COVID-19 pandemia. Se estima que hasta 828 millones de personas pueden haber pasado hambre en 2021.
  • En el ODS 3, la cobertura de inmunización se redujo por primera vez en 10 años.
  • En el ODS 4, se estima que esta generación de niños podría perder un total combinado de 17 billones de dólares en ingresos de por vida (en valor actual).
  • En el ODS 5, los avances en muchas áreas, como el tiempo dedicado a los cuidados no remunerados y al trabajo doméstico, la toma de decisiones en materia de salud sexual y reproductiva y los presupuestos con perspectiva de género, se están quedando atrás.
  • En el ODS 16, destaca una cifra récord de 100 millones de personas que han sido desplazadas en todo el mundo y que se prevé que siga aumentando debido a la guerra en Ucrania.

Cada vez más cerca de una catástrofe climática 

Si hace un año hablábamos del respiro que supuso para el planeta la paralización de la economía en cuestión de generación de emisiones de CO2, este año podemos asegurar que aun así, en 2020 las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron nuevos máximos y los datos en tiempo real apuntan a un aumento continuo. Lo más alarmante es que, a medida que estas concentraciones aumentan, también lo hace la temperatura de la Tierra. En 2021 la temperatura media mundial era de 1,11 ± 0,13 °C por encima de niveles preindustriales (de 1850 a 1900), lo que la convierte en uno de los siete años más cálidos registrados (2015 a 2021) y determina que no estamos en la senda correcta para lograr el ODS 13 de acción por el clima.

En consecuencia, la acidificación y la temperatura del océano siguen en constante aumento, amenazando a las especies marinas y afectando negativamente a los servicios de los ecosistemas marinos. De acuerdo con el análisis realizado sobre el ODS 14, entre 2009 y 2018 el mundo perdió cerca del 14% de los arrecifes de coral.

Los ecosistemas terrestres (ODS 15) también se han alterado profundamente:

  • Aproximadamente 40.000 especies están en riesgo de extinción
  • Cada año se destruyen 10 millones de hectáreas de bosque (una superficie del tamaño de Islandia).
  • Más de la mitad de las zonas clave para la biodiversidad permanecen desprotegidas.

Por otro lado, la crisis climática también está derivando en una crisis de recursos, impulsada a su vez por el rápido crecimiento de la población y la creciente presión de las industrias sobre el planeta. De este modo, recursos esenciales para la vida como el agua (ODS 6) se sitúan en un punto crítico en algunas partes del mundo. De hecho, más de 733 millones de personas -el 10% de la población mundial- viven en países con niveles altos y críticos de estrés hídrico (por encima del 75%).

La recuperación económica amenazada

Según los datos sobre el ODS 8 del informe, la economía mundial mejora lentamente, aunque la recuperación sigue siendo frágil y desigual. A nivel mundial, el producto interior bruto (PIB) real per cápita aumentó un 1,4% en 2019, para luego caer bruscamente en 2020, en un 4,4%, repuntando en 2021 con una tasa de crecimiento estimada también en un 4,4%.

En base a esta tendencia positiva, antes de la crisis de Ucrania se preveía que el PIB real per cápita mundial aumentase un 3,0% en 2022 y un 2,5% en 2023. Ahora es probable que como consecuencia al conflicto se reduzca el crecimiento al 2,1% en 2022. Una situación que ya está impactando en otros Objetivos. De hecho, el análisis extraído del ODS 17 señala que, entre otros retos derivados de la crisis económica, los países en desarrollo se enfrentan a una inflación récord, a la subida de los tipos de interés y a la inminente carga de la deuda.

Con todo, el documento expone que la desigualdad entre países (ODS 10) aumentó un 1,2% entre 2017 y 2021, el primer aumento en una generación. Esto da la vuelta a las estimaciones previas a la pandemia, que preveían que la desigualdad se redujera en un 2,6% durante el mismo periodo.

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